lunes, 23 de junio de 2014

Toallitas Autobronceadoras Comodynes

Hello Ladies! Cómo va ese lunes? Bien, supongo, que no os dejo que vaya mal, eh? Venga, que es verano, luce el sol... la melena al vent, las carnes también... oleeeeeeeee!

Bueno, hoy os vengo a hablar de un nimio problema que me afecta, y seguro que a algunas de vosotras también, y si no, no sabéis la suerte que tenéis, loquillas mías. Estoy hablando, nada más ni nada menos que de la blancura corporal. Ese color que algunas llevamos permanente los 365 días del año, 366 si es bisiesto. Ese blanco nuclear, que ni la lejía Neutrex puede igualar. Si nos ponemos ropa blanca, no se sabría si iríamos en pelotíbiris cual Eva y Adán. En fin, que no me pongo morena ni a tiros en verano. Y claro, eso es un problema, sobre todo para las piernas, porque da una cosa llevarlas al aire que ni sé. En mi trabajo ya me decían que no se sabía dónde acababa mi ropa y dónde empezaba yo, oye.

Una conocida mía, me dijo de muy buena fe, la pobre mujer, que estaban estas toallitas autobronceadoras Comodynes, y que por qué no las usaba, que a ella la daban muy buen resultado y podías ir a tomar el sol con ellas dadas, pero eso sí, usando crema de protección solar, porque las toallitas no la tienen. A mí me daba un poco de respeto, porque no soy muy amiga de los autobronceadores, que te quedas a corros y te manchan la ropa y esas cosas. Y no me apetecía ir por la vida a dos colores. Pero tengo que añadir que tampoco soy muy amigüilla del sol que digamos. A saber: eso de ponerme panza arriba y panza abajo no va mucho conmigo, me agobio y no noto nada, porque soy muy blaaaaaaaaaaaaaannnnnnnnnnnca. Y encima alguna vez me he quemado (usé un protector de farmacia de la niña de 50 de Isdin y según la farmaceútica, me debió de dar alergia algún componente, conozco a más de uno que le ha pasado, así que lo siento por los señores de Isdin, pero ya no les hago gasto en este sentido).

Pero me lancé. Sí, amig@s míos... Ahí fuí cual mihura al capote rojo y olé. Me pasé por El Corte Inglés, donde se encuentra casi de todo, y ahí estaban ellas, preparadas para que las comprara. Y me fuí más contenta a casa que unas castañuelas, porque íba a ser la envidia del moreno estival. Total, que las dejé en el baño, muertas de la risa.

Sin embargo, este fin de semana que tenía tiempo... AL ATAQUERRRRR! pues sí, me requeteunté, por qué no decirlo, me embadurné. A mi amiga le quedaba de cine, así que, por qué a mi no? qué tenía ella que yo no tuviera...


PRÁCTICA, HIJAS MÍAS, PRÁCTICA.

Al de tres horas de haberme embadurnado me fuí a mirar al espejo esperanzada porque íba a estar más morena que Mark Ostarcevic (las jóvenes no lo conoceréis, es el exmarido de Norma Duval, en fin, que me desvío). Y ahí lo ví, sí señor, ese moreno que tenía en mi escote y cara y brazos. Ole y Ole. Muy natural, nada en plan naranjito ni cosas raras.

Sin embaaaaaaaaarrrrrrrrrrgo, tengo que decir, que por mi ausencia de práctica, me dejé una raya blanca en los brazos, no sé cómo lo hice, pero era muy recta, ni que hubiera usado una escuadra y un cartabón. Y en el cuello un redondelito blanco, vamos, que usé el compás vilmente. El caso es que solo me lo veo yo, pero bueno. Tres días dice que te duran las carnes morenas con este invento. Hay manopla y en crema de éstas que te van poniendo el bronceado progresivamente, también para cuerpo y otra facial.

Ni qué decir tiene que como soy muy cabezota, y porque yo lo valgo y esas cosas, en cuanto pase una semana, para estar segura de que se me ha quitado del todo, volveré a empezar y usaré otra de las toallitas (creo que venían 6, no estoy segura). Una toallita cunde mucho, cara, escote y brazos. Esta vez, intentaré hacerlo más despacio y más uniformemente, a ver si a fuerza de untarme, cojo práctica y ya por fin no me dejo ningún espacio corporal blanco.

 Bueno, no sé si alguna habrá probado esta marca, sobre todo autobronceadora. Si es así, me tenéis que contar qué os ha parecido. Y si tenéis la suerte de poneros morenas en ná, benditas seáis por favor! Un megabesazo!!!

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